Consejos sencillos para que tu hijo progrese en la escritura
«Sus cuadernos están muy desordenados», «sus motas son difíciles de leer», «es totalmente indescifrable «…
¡Que no cunda el pánico! Aprender a escribir y reforzar sus habilidades caligráficas puede ser un proceso a largo plazo, ¡y hay varias formas de ayudar a tu futuro calígrafo! La capacidad de tu hijo para escribir depende de su desarrollo psicomotor y de su motricidad fina.
La buena noticia es que puedes ayudarle a trabajar estos aspectos para que consiga una letra limpia y fácil de leer. Pero no hay que precipitarse: se trata de ayudar a tu hijo a pasar de un borrador ilegible a una escritura cursiva fluida. Dale tiempo para que se familiarice con el lápiz, la letra y, sobre todo… ¡el placer de un agarre flexible que le permitirá rellenar páginas y páginas! Pero, en la práctica, ¿cómo ayudar a tu hijo a progresar en la escritura? Te ponemos en situación con algunos sencillos consejos y trucos.
Consejos para que tu hijo aprenda a escribir
Es hora de olvidarse de la pluma y la tinta, de los trazos sólidos y líquidos… ¡No es tiempo de caligrafía! Volvemos a lo básico: un buen lápiz para aprender a dibujar de forma sencilla. ¡Aunque al principio haya que garabatear!
Ayudarle a agarrar bien el lápiz
En teoría, a menudo queremos animar a nuestros hijos a sujetar el lápiz con tres dedos, de forma flexible. Es el famoso agarre dinámico del trípode, en el que el lápiz se sujeta entre los dedos pulgar, índice y corazón. En la práctica, no hay un único agarre (¡uf!)… funcionan otros:
- La sujeción lateral del trípode, que es similar a la famosa sujeción dinámica del trípode de la que acabamos de hablar. Con una ligera alteración: el lápiz se sujeta recto (en el pliegue del dedo índice) en lugar de apoyarse entre el pulgar y el índice. El pulgar se apoya en el lateral del índice.
- La empuñadura cuadrípode dinámica, una empuñadura de cuatro dedos en la que el lápiz descansa sobre el dedo anular.
- La empuñadura cuadrípode lateral, que es similar a la empuñadura cuadrípode dinámica, pero en la que el pulgar se apoya en el lateral del dedo índice (como en la empuñadura trípode dinámica).
Así pues, no existe un mal agarre, al menos no si tu hijo utiliza un agarre eficaz que le deje libertad para realizar movimientos fluidos (¡y precisos!), y el lápiz no esté controlado por su mano, sino principalmente por sus dedos.
Reforzar la destreza para un buen agarre
Para llegar a una de las cuatro empuñaduras aprobadas por la Fédé (es broma, pero ¿te haces una idea?), tu Mini tendrá que trabajar un montón de pequeños músculos. Se necesita paciencia, destreza y práctica. ¿Cómo se ayuda a un niño a escribir correctamente? Trabajando su motricidad fina, por supuesto.
Para entrenarle a realizar movimientos precisos con los dedos, sugiérale modelar plastilina, juegos de recortes e incluso… ¡cocinar! Utilizar utensilios para pelar, cortar o mezclar con cuidado es una excelente manera de practicar lejos de una hoja de papel y divertirse. También es una buena manera de que los niños descubran la jardinería.
Ayúdales a respetar las proporciones de cada letra
Tanto si se trata de una letra minúscula como de una mayúscula, hay que respetar las proporciones para que el conjunto sea legible. Hay letras cursivas que suben hacia la parte superior de los renglones (l, t, h, por ejemplo) y otras que bajan mucho más que otras (f, g, p, etc.). ¡De ahí la importancia del libro de líneas!
Si tomamos el ejemplo de la letra «f», en cursiva, su parte superior tocará la 3ª línea, mientras que el bucle de la parte inferior de la línea principal bajará hasta la 2ª línea. Para que le resulte más fácil orientarse, proporcione a su escritor en ciernes un soporte adecuado: un cuaderno con líneas de colores, una pizarra rayada o una hoja grande de papel rayado en 5 secciones.
Ofrécele actividades divertidas para practicar
Hay muchas formas de aprender, y no basta con escribir letras una y otra vez (aunque eso también ayuda). Piensa en los pequeños libros de actividades divertidas, llenos de ejercicios prácticos que te ayudan sin que te des cuenta. Una buena forma de aprender divirtiéndose es optar por los «dibujos misteriosos».
Se trata de pequeños puntos o números que hay que unir para que aparezca el dibujo final. No parecen gran cosa, pero dan a tu Mini la oportunidad de trabajar su dibujo con gestos finos y precisos. Lo mismo ocurre con el coloreado, que le obliga a colorear con precisión y, sobre todo, sin pasarse. Además, es una actividad que podéis hacer juntos, para combinar el trabajo con el placer y pasar un rato agradable. Además, colorear se pega…
No hagas de la escritura un castigo
«Me copiarás 100 veces», «No debo hacer el payaso en clase». ¿Recuerdas las rayas de caligrafía que te han puesto por un error o una lección que no has aprendido?
Pues las olvidas enseguida. No se trata en absoluto de eso, ni de ayudar a tu hijo a mejorar ni de ayudar a los más pequeños a escribir las letras. Se trata de divertirse, ¡no de obligar! Se trata de animarles suavemente a apreciar el trazo de las letras, la precisión del gesto, la limpieza de la página y el resultado final. Al fin y al cabo, si escriben es para leerlo (¡y el profesor agradece un cuaderno limpio!).
Consejos para ayudar a tu hijo a progresar en la escritura
Hay una serie de pequeños ejercicios que puedes hacer para ayudar a tus pequeños garabatos domingueros a convertirse en magos de la escritura.
Ejercicios para coger bien el lápiz
Desde la guardería, debes asegurarte de que tu hijo agarra bien el lápiz. Es como todo: una vez que se adquiere el hábito, ¡dura! Y los malos hábitos tienden a mantenerse si no se cambian rápidamente.
Tres ejercicios sencillos que puedes probar:
- La oruga. Empieza dibujando una cabeza (con dos ojos y una bonita sonrisa) en la parte interior del dedo índice de tu hijo. Esta graciosa oruga se coloca en el extremo de un lápiz o un palillo y se dibuja suavemente hasta la punta. El lápiz se sujeta entre el dedo corazón y el pulgar, y es la oruga/índice la que guía el movimiento hasta el final del lápiz. Una vez en el fondo, ¡la oruga vuelve a subir! Y así sucesivamente. Asegúrate de que tu hijo mantiene el antebrazo sobre la mesa, para que esté bien colocado.
- El pañuelo. Coloca un pañuelo pequeño (o un trozo de papel) bajo los dedos meñique y anular de tu hijo y pídele que los cierre para mantenerlo en su sitio. Con sus otros tres dedos disponibles, forma un trípode de agarre dinámico y se le indica que no deje caer el pañuelo mientras escribe.
- La banda elástica. Desliza una goma elástica con una perla sujeta alrededor de la muñeca de tu hijo. Pueden agarrar la perla con dos dedos (meñique y anular), apuntando con el índice y el pulgar para coger un lápiz. El dedo corazón sujetará el lápiz de forma natural. Sólo le queda dibujar lo que quiera en una hoja de papel para practicar la postura.
Divertidos ejercicios de escritura
Una vez que tu Mini haya dominado el agarre del lápiz, anímale a garabatear en una hoja de papel. «Eh… ¿haciendo qué?» Sí, garabatear, ¡has leído bien! El arte de garabatear no es sólo cosa de niños. Es una excelente manera de trabajar la flexibilidad de la muñeca, sin tener que preocuparse inmediatamente por una forma o una representación en particular.
Entonces es el momento de empezar a colorear, ¡sin pasarse! Empieza con el coloreado clásico, luego añade un poco de dificultad eligiendo diseños apretados y detallados.
Y por último, ¡a dibujar formas ! Inspírese en los grafismos utilizados para formar letras: bucles, ondas, zigzags, cruces, puntos, etc. Utilice cuadernos ya preparados (a veces borrables y reutilizables) o dibuje usted mismo los patrones en una hoja de papel e invite a su hijo a tomar el relevo.
Puedes estar seguro de que el lamento del profesor de que el cuaderno del niño es un desastre no es inevitable. Podrá aprender, trabajar y, sobre todo, ¡perfeccionar la caligrafía y las letras! Su hijo practicará sin darse cuenta, en la cocina o en el jardín, repitiendo gestos precisos.
Su motricidad fina se verá reforzada y podrá empezar a escribir con más confianza (¡con una muñeca flexible!). Asegúrate de que tu hijo sujeta correctamente el lápiz, para que pueda hacer trazos precisos y controlar bien el lápiz. Y no dudes en proponerle ejercicios para mejorar su escritura y formar los bonitos trazos cursivos que tanto nos gustan. Todo ello sin presiones y con buen humor.