Cómo ayudar al bebé a soportar el calor: nuestros consejos

Todos nuestros consejos para ayudar a tu bebé o niño a sobrellevar el calor


Aaaaaah, el calor del verano… Llevas todo el invierno esperándolo, ¿verdad? Ya estás listo para tomar el sol, con las gafas de sol en la nariz y una bebida fresquita en la mano. Sí, pero a tu bebé no le gusta mucho el calor sofocante, ¡admitámoslo! Lo mismo ocurre con los niños pequeños, que no están suficientemente preparados para soportar el calor sin un poco de ayuda y vigilancia por tu parte.


En cuanto sube la temperatura y el termómetro se dispara, hay que adaptar los hábitos para proteger a los más vulnerables. La deshidratación y la hipertermia están a la vuelta de la esquina, pero que no cunda el pánico: te damos las claves para gestionar las olas de calor. ¿Cómo ayudar a tu bebé a sobrellevar el calor cuando es agobiante? ¿Qué es un golpe de calor en niños pequeños? ¿Cómo saber si tu bebé tiene calor? Te lo prometo, ¡haremos balance de la situación sin estresarte!


5 consejos para ayudar al bebé a pasar el calor


A los bebés les cuesta regular su temperatura corporal. Por eso, en cuanto aprieta el calor y el sol está en su punto más álgido, ¡es hora de vigilarle! Ten en cuenta que lo que se aplica a los bebés también se aplica a todos los niños pequeños (y a ti, por cierto…).


Conoce a tu bebé lo mejor posible


Una de las primeras cosas que debes hacer cuando llega una ola de calor es quitarle una capa de ropa. Aunque sea con pañales. Viste a tu pequeño lo más ligero posible y opta por materiales naturales que dejen respirar la piel. Algodón, gasa de algodón o lino… elige lo que más te guste, pero no olvides escoger materiales suaves.


Y olvídate de los sintéticos, que favorecen la transpiración. En todos los casos, opta por colores claros que no atrapen el calor.


Ya tienes todo listo para el día ☀️, pero ¿cómo vestir al bebé por la noche? Si consigue prescindir del saco de dormir, quítaselo. Si le tranquiliza el tacto y lo necesita para dormir, opta por uno lo más ligero posible.


Algunos están hechos con simples pañales de algodón, muy transpirables. En cuanto al pijama, adáptate a la temperatura de la habitación. Un simple body o una capa bastarán cuando haga un calor sofocante, sobre todo si las temperaturas no bajan durante la noche.


Mantén hidratado a tu pequeño


Los bebés pierden el apetito con el calor y, dependiendo de su edad, mantenerlos hidratados puede ser todo un reto. Así que agárrate, ¡vas a tener que conseguir que esos pequeños camellos beban! ¿Todavía le das el pecho? Ofrécele una toma extra de vez en cuando, para mantenerlo hidratado.


Con el acuerdo de tu pediatra, también puedes ofrecerle un biberón de agua. Los niños más mayores, que ya están diversificados, pueden disfrutar de jugosas frutas y verduras de temporada: ¡es una ventaja extra!


Y no olvides hidratarlos desde el exterior, es decir, dúchalos o báñalos con agua tibia para evitar el sobrecalentamiento. Olvídate del jabón, de lo que se trata es de aportar un extra de frescor. Si estás fuera de casa, llévate un poco de bruma para los más pequeños. ¡Es LA época perfecta para los juegos de agua!


Aprovecha las horas más frescas para salir al exterior


Evita salir con tu bebé o tu Mini en las horas de más calor, entre el mediodía y la medianoche, cuando el sol está más fuerte. Incluso puedes salir hasta las 4 de la tarde. El momento ideal para un paseo «fresco» es a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, cuando el calor ha amainado. En cualquier caso, si tiene que aventurarse a salir con el calor del día, ¡afeite literalmente las paredes!


Busque la sombra y asegúrese de que los más pequeños van bien cubiertos (sombrero, gafas de sol, crema solar), sobre todo en pleno verano.


Evita los portabebés y los fulares portabebés, ya que al cabo de unos minutos estarás empapada de sudor. Y no cubras el cochecito con una manta para proteger al bebé del sol. Es tentador, pero el calor se acumula debajo y el cochecito acaba como un baño de vapor… Quédate con la sombrilla, ¡es más seguro! Añade un poco de bruma para refrescarlo mejor (vaporizador o un simple chorro de agua).


Adaptar el viaje del bebé en coche


Ve bien equipada: pulverizador, parasol, botella de agua, etc. Y haz pausas regulares si el trayecto es largo. La idea es airear a tus Minis sacándolos de la silla de vez en cuando. Ten en cuenta que el bebé transpira mucho por la cabeza cuando duerme, lo que también ocurrirá en su asiento del coche.


Puedes colocar una toalla de rizo en el reposacabezas para absorber parte de su sudor. Durante las pausas, ventila el coche al máximo y no dudes en dejar las ventanillas entreabiertas si es posible, para que circule el aire.


Mantener un ambiente fresco


A lo largo del día, puedes humedecer el cuerpo del bebé con un paño húmedo o un pulverizador. Ventilar al máximo, siempre que sea posible. Por la mañana temprano, o por la noche si el calor ha amainado, ¡abre de par en par! Nuestras abuelas ponían paños grandes en las ventanas para refrescar el interior, así que nada te impide hacer lo mismo.


Durante el día, en cambio, ciérralo todo: ventanas y contraventanas. Y para deshacerte de los sofocos y la sudoración que los acompaña, utiliza un ventilador (mejor que el aire acondicionado, que reseca el ambiente).


Precauciones para evitar un golpe de calor


Un golpe de calor es lo que ocurre cuando un bebé o un niño sufre demasiado calor durante demasiado tiempo. ¿Por qué se produce? Porque el organismo de un niño pequeño no se adapta tan fácilmente a las altas temperaturas. No hay que confundirla con la insolación (debida a la exposición al sol), la insolación puede producirse incluso a la sombra. ¡Cuidado con el sobrecalentamiento!


Asegúrate de que no está deshidratado


Para comprobar que todo va bien en lo que a hidratación se refiere, tendrás que pellizcar a tu bebé. No, ¡no estás soñando! Puede parecer contraintuitivo, pero este gesto ultrasencillo es una forma muy eficaz de comprobar el nivel de hidratación de tu bebé. Pellizca suavemente la piel de tu bebé y comprueba que vuelve rápidamente a su forma normal. ¿Persiste una pequeña arruga? ¿Ya es hora de rehidratar al bebé?


Comprueba la nuca


Una de las señales de que el bebé tiene calor es que le suda el cuello. También la nuca o la parte superior de la espalda. Coloca la mano en la base de su cuello y comprueba que la zona no está ni empapada ni demasiado caliente. Otra pista: ¡sus sábanas! Si están empapadas, tiene demasiado calor. Lo mismo ocurre con el tejido del asiento del coche o del cochecito.


Tomar la temperatura


En invierno, tendemos a (sobre)tapar a nuestros pequeños, sobre todo a los bebés que no se mueven tanto como nosotros… Pero en verano, ¡también pueden pasar demasiado calor! Así que, en cuanto tengas dudas, tómale la temperatura. Puedes empezar tocándole la frente para hacerte una idea, pero lo ideal es un termómetro. Esto te dirá exactamente cuánto calor tiene y si se ha sobrecalentado.


Presta atención al llanto


«Hoy ha estado muy gruñón…». Cuando tu bebé o niño tiene demasiado calor, no necesariamente lo dice. O, al menos, no siempre lo dicen claramente. Así que puedes pasarlo por alto. Así que si está un poco más gruñón de lo habitual, tómalo como una señal. También puede que llore más o coma menos de lo habitual.


Un bebé que tiene demasiado calor para dormir puede rechazar una siesta, aunque hayas notado que está más cansado. En caso de llanto, refunfuño o letargo pasajero, ofrécele algo de beber y aligérale la ropa.


Detecta los síntomas de un golpe de calor


Si tu bebé está somnoliento, no parece el mismo de siempre o parece un poco confuso, podría tratarse de un golpe de calor. También puede sufrir diarrea o vómitos. Puedes detectar una posible deshidratación cuando cambies el pañal: permanece ligeramente húmedo y la orina es oscura.


Otros signos son la piel enrojecida o con aspecto seco (sobre todo alrededor de los labios). También puede empezar a respirar más deprisa o parecer que le duele la cabeza. Si observas uno o varios de estos signos, llama a tu médico para que te indique qué hacer y te recete soluciones rehidratantes.


Ya tienes todo lo que necesitas para vigilar a tus pequeños y protegerlos del calor. Ya sea durante el verano o incluso en un viaje a un país caluroso, bajo los rayos del sol de los trópicos (lo siento, teníamos que hacerlo…).


Ventila todo lo posible siempre que puedas, descubre tus Minis y ¡abastécete de agua y zumos de fruta refrescantes! En todos los casos, padres, ¡intentad manteneros zen! Y aplíquense el mismo consejo: ¡conózcanse y manténganse hidratados!