Cómo enseñar buenos modales a su hijo

¿Aprender buenos modales está pasado de moda? Todo lo contrario. Buenos días», «gracias» y «adelante, por favor, no voy a hacer nada» tienen un brillante futuro por delante. Para alegría de todos. Porque de eso se trata: de vivir en grupo, una especie de contrato social que huele a buenos modales y tolerancia.


De hecho, es uno de los pilares de la educación que se da a nuestros hijos universalmente (con variaciones según las culturas y los países del mundo). ¿Su objetivo? Aportar armonía a nuestras relaciones como seres humanos. Hay que reconocer que es bastante virtuoso. Lo más probable es que enseñes a tus hijos a ser educados y a tener buenos modales sin darte cuenta, porque parece algo obvio.


Y menos mal, porque una excelente forma de aprender es con el ejemplo. ¿Quieres ir más allá y concienciar sobre los buenos modales? Entonces ha llegado al lugar adecuado. ¿Cómo y por qué debes enseñar buenos modales a tu hijo? Nosotros nos encargamos. Después de ti. Sí, sí, insistimos…


Aprender buenos modales: lo básico


No hay reglas universales, pero una cosa es cierta: hay que aprender a vivir en sociedad. El respeto es importante, ¡y la etiqueta también! Conviene empezar desde pequeños… aunque este aprendizaje se prolongue hasta la edad adulta.


A los niños les gustan las explicaciones


Algunos niños seguirán las normas sin dificultad. Otros, sin ninguna malicia, serán un poco más enrevesados 😉 . O necesitan poner a prueba los límites, o les falta la información crucial: el porqué detrás del cómo. Así que, en lugar de soltarles la soflama sobre las normas que hay que seguir al pie de la letra para ser un niño bien educado, explícales por qué es importante.


Las expectativas sociales y las normas de cortesía no se cumplen por casualidad. Es esencial. En primer lugar, tratar a los demás con respeto facilita la interacción dentro del grupo. Además, todo el mundo sale ganando. Aprovecha la ocasión para dar ejemplo.


«En el cajón de arena, si le pides amablemente a como-se-llame que te preste su pala y le ofreces usar tu rastrillo mientras tanto… ¡hay muchas posibilidades de que te diga que sí! El contraejemplo sería la pelea que podría producirse si, por el contrario, tu hijo te arrebatara la pala a la fuerza mientras grita. ¡Y cuidado, que Trucmuche es ingenioso 😅 !


Explícale a tu hijo que en clase da igual. Si el profesor le pide que espere y levante la mano antes de hablar, es para que todos tengan la oportunidad de hablar. Es muy posible que él quiera hablar enseguida, ¡pero los demás también! Pero al profesor le importan sus oídos (y su cordura).


Probablemente a tu hijo no le haría mucha gracia que le dieran con una pala en la nariz o que le cortaran la voz en clase a cada momento. Lo cierto es que estos ejemplos concretos ilustran el meollo de la historia: deben tratar a los demás como les gustaría que les trataran a ellos. Sobre todo porque las normas son las mismas para todos.


Los sorprendentes beneficios de la cortesía


Las reglas sociales no son sólo sinónimo de obligaciones. Por eso, aunque no puedas hacer lo que quieras en el arenero o en clase… aprender buenos modales es beneficioso. ¿Cómo? Es tranquilizador. Por lo general, a los niños les gustan las normas claras e inmutables que establecen límites y sirven de referencia para la vida cotidiana.

Además, estas normas se aplican a todos, por lo que no hay injusticias. Y es bueno que tu Mini sepa que todos estamos en el mismo barco (niños y adultos). Además, la armonía que se crea en el grupo beneficia a todos. Pero es mejor atraer la amabilidad y disfrutar de un juego tranquilo que estar en una batalla constante con el grupo y sus normas de etiqueta.


¿Cómo transmitir buenos modales a tu hijo?


La teoría y la práctica están íntimamente ligadas. Así que si quieres que sus días transcurran sin sobresaltos, sus comidas sean agradables y sus horas de dormir tranquilas (#vismaviedelicorne 🦄), ¡no dudes en poner en práctica las normas!


Palabras mágicas


La cortesía es algo básico. Un «gracias» aquí y allá siempre surte efecto, ¡seas de la generación que seas! ¿A tu Mini se le olvida a pesar de que se lo recuerdas con frecuencia? Prueba este truco. Cuando le des un objeto, no lo sueltes hasta que hayas conseguido el preciado sésamo: debería entender rápidamente que falta algo (si te mira atónito, sé amable y susúrrale la palabra que falta).


Tampoco te compliques con el «hola» y el «adiós». ¿Tu hijo es muy tímido? No hay problema, deja que se despida igual. Lo que cuenta es el gesto y la forma de tener en cuenta a la otra persona, más que el hecho de verbalizar.


Humildad y tolerancia


El famoso «quiero» (pan, un beso o ir al parque) eriza la piel de los padres, que prefieren el más suave «me gustaría». Y para llegar al fondo de la cuestión, debe ir seguido de un «por favor» (o incluso de un «por favor, mamá» para los puristas. Respeto). Puede parecer poca cosa, pero lo cambia todo. Pongámoslo en práctica.


¿Por qué? Porque hayuna diferencia entre pedir y exigir. Y porque forma parte del aprendizaje de los buenos modales y de la humildad que los acompaña. No se puede exigir a los demás algo que uno mismo no puede obtener o hacer. En cambio, reconocer tus límites y pedir ayuda educadamente te ayuda a avanzar.


¿Cómo puedes ayudar a tu hijo a ser más tolerante? No siempre es fácil. Pero puedes empezar por ser tú mismo más tolerante y hablar abiertamente de ello con tu hijo. Tus conversaciones pueden girar en torno a qué es la tolerancia, qué puede ocurrir cuando carecemos de ella (individualmente, pero también colectivamente). Y hablar abiertamente de la diferencia y del respeto que implica.


Comportarse correctamente en la mesa


No apoyes los codos en la mesa, come con la boca cerrada, sujeta correctamente los cubiertos… No los pongas por todo el plato ni hagas demasiado ruido tragando grandes tragos (de agua. Ya vemos por dónde vas…). Todo esto llega con la edad, pero también con el refuerzo positivo. Bonus: ¡lo pasarás mejor en la mesa familiar!


Una forma estupenda de animar y felicitar a tus hijos es llevarles a cenar. ¿Buscas inspiración? Echa un vistazo a nuestras ideas de salidas y actividades al aire libre y encontrarás algunos restaurantes aptos para niños.


Pfiouuuu… ¡son muchas normas que recordar! La buena noticia es que al vivir en sociedad y entrar en contacto con otras personas, acabas integrándolas como sea. Así que hay dos formas de aprender buenos modales: de forma natural de tus padres y siguiendo las normas que te inculcan. Y si se tarda un poco más en desarrollar los buenos modales, la escuela cumple con su deber llamando al orden a los que llegan tarde.


¿Y las malas palabras? Hay que evitarlas siempre que sea posible. Si a tu Mini le gusta decir palabrotas, consulta nuestros consejos para evitarlas.