El misterio del pasmante tamaño de los megadinosaurios puede residir en visto que los réptiles usan mucho más energía para medrar y menos para sostener su cuerpo ardiente que ciertas criaturas.
Un nuevo modelo podría contribuir a argumentar de qué manera ciertos dinosaurios, como los saurópodos de cuello largo, lograron lograr masas de cerca de 60 toneladas, esto es, unas ocho ocasiones la masa de un elefante africano, el mayor animal terrestre vivo hoy en día.
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Proporción de comida y gasto energético: los 2 causantes que comentan el importante tamaño de los dinosaurios
Los 2 componentes primordiales que determinan el tamaño de los vertebrados son la proporción de alimento libre y la manera en que la criatura gasta su energía, ha dicho el estudioso Brian K. McNab, paleontólogo de la Facultad de Florida. Por poner un ejemplo, los elefantes tienen la posibilidad de ser bastante enormes pues se nutren de yerba, un alimento parcialmente abundante, en contraste al néctar que consumen los colibríes y las abejas.
Sangre ardiente y fría
El gasto energético es dependiente en una parte de lo bien que un organismo controla su temperatura corporal. Los mamíferos y las aves, que son de sangre ardiente, tienen que gastar energía para sostener incesante su temperatura corporal interna y, por consiguiente, tienen una tasa metabólica elevada.
Pero las criaturas de sangre fría, como los réptiles, dependen de su ambiente para conseguir calor corporal, y su temperatura interna oscila según las condiciones del ambiente. Los animales de sangre ardiente tienen que comer considerablemente más que los de sangre fría para producir su calor corporal.
Elementos alimenticios
La cuestión de si los dinosaurios eran de sangre ardiente o fría fué objeto de un enorme enfrentamiento entre los paleontólogos. McNab procuró contestar a esta pregunta examinando los elementos alimenticios de que disponían los dinosaurios, y también incluyó este aspecto en su modelo, que detalla de qué manera se relacionan el tamaño de los vertebrados, el gasto energético y los elementos alimenticios.
Si los elementos eran considerablemente más rebosantes en la era Mesozoica -periodo en el que vivían los dinosaurios- que hoy en día, podría ser viable que los dinosaurios fuesen de sangre ardiente, si bien tuviesen que comer bastante para sostener su temperatura corporal. En verdad, las ballenas azules, las mayores criaturas que se estima que han vivido en la Tierra, son de sangre ardiente. Nutren sus cuerpos de 160 toneladas alimentándose de los rebosantes elementos del medio marino. No obstante, McNab llegó a la conclusión de que este no era la situación de los dinosaurios.
Precisamente, era irrealizable que los dinosaurios tuviesen tasas metabólicas verdaderamente altas como los mamíferos y las aves, sencillamente por el hecho de que los elementos no estaban allí. Por servirnos de un ejemplo, en el Mesozoico no había yerbas, que son una esencial fuente de alimento para los herbívoros«, ha dicho McNab.
¿Cómo los dinosaurios llegaron a ser mucho más enormes que los mamíferos si los elementos eran iguales o mucho más pobres que los presentes? Ha de ser por el hecho de que tomaban la mayoría de la energía que consumían y la destinaban al desarrollo en vez de sostener una temperatura corporal alta.
Entonces, ¿los dinosaurios eran de sangre fría? No precisamente, los dinosaurios eran «homeotérmicos», esto es, de sangre ardiente y fría. No tenían una tasa metabólica elevada, pero su temperatura interna no fluctuaba como la de las criaturas de sangre fría. Por contra, su tamaño sostenía incesante su temperatura corporal. En el momento en que eres tan enorme, no puedes enfriarte de manera rápida como un pequeño lagarto.
Los dinosaurios eran enormes para protegerse
Otros científicos apoyan la proposición de que a lo largo del Mesozoico, el tiempo habría sido mucho más despacio y caluroso, y el aire se encontraba conformado por considerablemente más CO₂ que hoy en dia. Estas condiciones perfectas de cara al desarrollo de una vegetación abundante habrían tolerado a los dinosaurios herbívoros medrar mucho más velozmente.
Este fenómeno de desarrollo veloz habría protegido a estos últimos, que entonces tenían un tamaño coherente en frente de sus predadores. En verdad, los dinosaurios carnívoros como el T. Rex o el Spinosaurus preferían eludir agredir a estos mastodontes.