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La vida sexual de los dinosaurios al descubierto
La vida sexual de los dinosaurios, los paleontólogos formulan hipótesis cada vez más precisas sobre el aparato reproductor de los dinosaurios. La revista del Museo Smithsonian analizó todo lo que sabemos sobre el Triceratops -cómo se las arreglaba para aparearse sin ensartar el cuerno de su pareja- o el famoso Tiranosaurio Rex -cómo se las apañaba con sus diminutos brazos- y su sexualidad.
Entre las distintas especies, el Estegosaurio, con su espalda formada por grandes placas afiladas y su cola de temibles pinchos, simbolizaba el misterio que rodeaba al sexo en los dinosaurios.
Observando a dos miembros de la especie uno al lado del otro, resultaba difícil definir las técnicas de apareamiento que habrían garantizado la supervivencia de estos mastodontes. Parecía totalmente imposible que el macho pudiera aparearse con la hembra «por detrás» debido a la presencia espinosa de la cola.
Parecía concebible una técnica diferente en la que los dinosaurios rodaban «por el suelo para encontrarse panza con panza» y en la que «la hembra se erguía sobre sus patas traseras y el macho retrocedía». La teoría más probable, y la que ha ganado terreno, vería a la hembra tumbada de lado, ofreciendo al macho su flanco sin riesgo.
Una teoría que ha caído en desuso – La vida sexual de los dinosaurios
Aunque los dinosaurios debieron reproducirse, la cuestión que preocupa a los paleontólogos desde hace más de cien años es cómo. Los científicos no disponían de pruebas que pudieran arrojar luz sobre el tema y, por tanto, sólo podían especular. En 1906, un estudio dirigido por Henry Fairfield Osborn, sobriamente titulado Tyrannosaurus rex, intentó definir los contornos de la cópula entre los miembros de esta especie:
«Los tiranosaurios macho se aferraban a sus parejas con los brazos durante el apareamiento».
Otras investigaciones de la época, realizadas en dinosaurios diferentes, pero igual de imprecisas, parecían otorgar el mismo papel a los antebrazos, como el prominente pulgar de los iguanodontes. Pero estas ideas se han quedado en el camino, y la pregunta sigue en pie: ¿cómo podemos estudiar la vida sexual de animales que llevan muertos millones de años?
La primera razón que ha dificultado la definición de la actividad sexual de los dinosaurios es que nadie ha descubierto aún sus órganos reproductores intactos. Por desgracia, el aparato sólo está formado por tejido degradable. Por tanto, es imposible saber si los dinosaurios tenían pene, pero las probabilidades son muy bajas.
En términos mecánicos, la mejor manera de estudiar el sistema reproductor de un animal es observar a su primo cercano. Es decir, en el caso de los dinosaurios, reptiles. Los dinosaurios tienen un antepasado común con los caimanes y los cocodrilos, que se remonta a hace 250 millones de años. En cuanto a las aves modernas, son descendientes directas de dinosaurios del tipo Velociraptor.
Al descifrar su estructura anatómica, podemos ver que los órganos reproductores son similares y podrían simplificarse mediante el esquema: «inserte A en la ranura B». Por tanto, parece lógico que los dinosaurios tuvieran cloaca, una abertura posterior que permite al macho depositar su esperma cerca de los óvulos de la hembra.
Del mismo modo, observando la sexualidad de los grandes mamíferos, hay formas de imaginar cómo podría haber sido el apareamiento entre dos dinosaurios. Los que se apareaban en el agua podían así borrar al mismo tiempo los problemas de tamaño y peso de la pareja.
¿Cómo definir los dos sexos? – La vida sexual de los dinosaurios
La teoría se complicó cuando, en 1986, Robert Bakker observó en su libro The Dinosaur Heresies:
«Las prácticas sexuales abarcan no sólo el acto de la cópula, sino todo lo que le precede, el ritual, la danza, la confrontación, la elección de pareja».
Por tanto, habría particularidades que variarían según la especie.
Otro intento hasta ahora infructuoso fue definir los dos sexos. Los paleontólogos han intentado resolver este problema con un enfoque comparativo, ya que las diferencias de tamaño y ornamentación deberían separar a los machos de las hembras.
Pero, frustrantemente, no hay suficientes fósiles de cada especie ni suficiente variación en la anatomía esquelética -en conjunto, bastante tosca- para definir un sexo, o para confirmar las teorías de que las hembras de dinosaurio tenían caderas más grandes para transportar huevos, o que el tamaño de la ornamentación masculina era más pronunciado para resultar más atractivas. Sin embargo, los trabajos de la paleontóloga Mary Schweitzer han demostrado el sexo del dinosaurio gracias a los rastros secretados en los huesos justo antes de la puesta de huevos.
Además, varios estudios sobre los huesos han llegado a conclusiones diferentes. Inicialmente atribuidas a peleas, las marcas de golpes en el esqueleto podrían ser en realidad el resultado de un cortejo o un intento de seducción. Un modelo aplicado a dinosaurios con cuernos como el Triceratops y el Centrosaurus demostraría así que el acto sexual obligaba a estos animales a autolesionarse con los cuernos de su pareja.
Un descubrimiento también ha permitido identificar con mayor precisión la forma en que los dinosaurios podían entablar el cortejo. Se cree que veinte especies de dinosaurios llevaban plumas para atraer al sexo opuesto. Más recientemente, los paleobiólogos han podido determinar el sexo de los pterodáctilos: gracias a unos fósiles hallados en la provincia china de Liaoning, pudieron determinar que la cresta era prerrogativa de los ejemplares machos.
En un programa titulado Tyrannosaurus Sex, emitido en Discovery Channel el 14 de febrero de 2010, imágenes generadas por ordenador describían las técnicas reproductivas de ciertos dinosaurios. El Director Gabriel Gornell justificó el tema de la siguiente manera:
«Se han hecho muchos descubrimientos sobre los patrones de huevos, nidos y rituales de los dinosaurios, pero nada sobre el sexo. Es un tema que rara vez se plantea. Vamos donde películas como Parque Jurásico no han llegado».
Vídeo sobre La vida sexual de los dinosaurios
Vídeo sobre La vida sexual de los dinosaurios, del canal: